¿Pueden ser el hombre y la mujer absolutamente fieles?

Piensa bien a lo que te unes para siempre – ya lo sostiene un dicho popular: una larga convivencia debe ser, para empezar, bien considerada.

Al fin y al cabo, mientras que el “sí”se pronuncia con cierta prisa, el objetivo de la relación requiere por otra parte largas reflexiones y análisis de muchos problemas. Sin embargo, ¿Estamos todos adaptados a estar unidos durante décadas a una sola persona?

En realidad, ese medio siglo, como requisito de las bodas de oro, debe siempre ser apreciado o, por el contrario, ser el punto de ruptura, lo cual ¿obstaculizaría el juramento de amor eterno? Lo que es cierto es que los seres humanos vivimos ahora más y permanecemos con buena salud durante mucho tiempo. Tal vez así aumentan también nuestras exigencias.

 

De dónde venimos – La traición de los antepasados y de los animales

Hoy por hoy, con frecuencia, se debate el hecho de que la promesa de fidelidad eterna procedía de un periodo en el que los seres humanos llegábamos solo a los 40 o 50 años de edad. Se trataba de una duración relativamente breve.

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Sin embargo, nuestros antepasados veían el engaño con cierta satisfacción. Así, la vasta literatura de poemas de amor trata en ocasiones la emoción de experimentar algo nuevo, sin tener que dejar definitivamente a nuestro compañero/a. En pocas palabras, el deseo de este tipo de aventura parece estar enraizado profundamente en nosotros.

Y esto es aún menos sorprendente porque al fin y al cabo descendemos de los animales. Es más, aquel de éstos que busque en su propio reino parejas fieles tendrá muy poco éxito. Ciertamente, hay especies que no son dadas a la aventura, pero son en realidad una excepción. En definitiva, las personas y los animales, por tanto, siguen un esquema de comportamiento más parecido del que habíamos pensado jamás. Si esta es la voluntad de la naturaleza, es necesario considerarla. Además deberíamos admitir, sin embargo, que después de ser experimentado, el engaño se confirme aún más de lo que nunca habíamos imaginado. Es, en cualquier caso, parte de la vida.

 

Un engaño – ¿Es siempre un pecado?

Esto no significa, sin embargo, que tengamos que ser absolutamente infieles o que una pequeña traición sea siempre tolerable. Primero, una relación se basa en gran parte en la fidelidad y el amor. La elección debe ser bien considerada. Incluso cuando le siga un gran momento de reconciliación y se necesite hacer un recuento de todos los problemas, las cicatrices permanecen y frecuentemente necesitan muchos años para curarse. El que traiciona podrá, por tanto, vivir algo nuevo en un breve espacio de tiempo.Es decir, la aventura amorosa ofrece muchas emociones y un riesgo agradable. Sin embargo, se hace daño siempre a una persona determinada.

Por otra parte, es, con frecuencia, un estímulo de cual no podemos escapar. Al ver o entrar en contacto con una persona que nos atrae, nos sentimos como un niño en una tienda de juguetes:fascinados y desarmados, deseando simplemente aprovechar ese momento. Esta pequeña debilidad no es insólita y es, en realidad, el símbolo del fuego que se enciende dentro de nosotros y que necesita tan solo un pequeño motivo para avivarse violentamente. Los sentimientos de amor están siempre unidos a las emociones y es necesario decir que quien no sea capaz de hacerlo, vive de manera no natural. Quien ama no puede comportarse mal.

 

¿Debe ser siempre secreto?

Una característica de la traición es que solo una de las personas se siente engañado. Ésta tiene confianza en el amor y la lealtad mientras que tal vez su pareja se está divirtiendo de otras maneras.El vínculo se recuperará muy lentamente y la confianza perdida puede todavía empezar a nacer. Sin embargo, la traición no está siempre asociada al engaño de la pareja. Puede también ocurrir sin secretos – e incluso convertirse en un signo de confianza. No obstante, en este caso, ambas partes deben aclarar la situación y estar de acuerdo.

Algunas personas saben que una relación amorosa larga está asociada a una pérdida de estímulos y sensualidad. Con las pequeñas aventuras se vuelve a aquello que se perdió en su momento. También podría ser considerado como parte de una relación abierta. Porque no se necesita tener al otro amarrado con una correa corta, aunque tampoco se debe conceder demasiadas válvulas de escape, utilizadas por cada uno a su propio albedrío. No obstante, la traición se ha considerado siempre como una excepción y cambia en cada caso individual. Algunos viven también felizmente el amor con su propia mujer. Las posibilidades son, de todos modos, muchas y puede valer la pena probarlas.

 

¿Existen las reglas con los extraños?

El problema se presenta cuando las normas de la sociedad, de la iglesia o del pensar mezquino nos impide encontrar la diversión necesaria. Puede ser fácil establecer la prohibición de la infidelidad. Sin embargo, para las personas que se enfrentan a una propuesta muy fuerte, frecuentemente puede ser difícil de rechazar. Además, incluso antes de tener tiempo de afrontar las consecuencias de tus propias acciones, los demás se pondrán tus zapatos rápidamente y creerán que ellos se comportarían de un modo distinto. De manera mejor, por supuesto, moralmente rectos. En cualquier caso, lo dicen después.

Aún más importante, debería ser, sin embargo, no dejarse condicionar. La escapada no es siempre discutible. No es siempre una traición. Puede ser acordado y compartido con la pareja. Como seres humanos haremos bien al establecer el tipo de vida que creemos que es justo para nosotros. Y si eso incluye la excitación de una escapada, puede ser correcto vivirla en lugar de tenerla reprimida durante décadas. El punto está en actuar según los propios principios morales y, por tanto, no hacer mal a nadie. Con este sistema de valores, el engaño puede ser también absuelto.

 

¿Confianza o traición?

Nosotros, al ser humanos, podemos ser fieles. Pero solo con muchísima disciplina y la necesidad de negar lo bello. A veces puede ser mejor seguir el propio interés de experimentar cosas nuevas. Sería reprochable el engaño que cause el enfrentamiento con la pareja actual. Se podría, no obstante evitar, si se debate la discusión con el otro en lugar de esconderlo como si no pasara nada. Mientras que la relación no se vea presionada, existen múltiples modos de probar una aventura o de conocer lo desconocido. Y esto es válido también para aquel que se haya unido a una persona para siempre.